Un Líder es una persona Perseverante
Cuando
hablamos de liderazgo siempre pensamos en una persona que, al margen de otras
cosas, suele tener una habilidad evidente a la hora de delegar, de planificar,
de gestionar el tiempo, de saber controlar y utilizar con inteligencia sus
emociones.
Dentro
de todos estos conceptos muchas veces se nos escapa o se diluye lo que debe
significar perseverar para lograr los objetivos o las metas que nos hemos propuesto.
La
perseverancia: cuestión de actitud.
Si
quieres ser un líder fuerte, debes ser perseverante y cuidar tu actitud. La
actitud es muy importante, no hay nada más poderoso que una actitud de “sí se
puede”.
Tu
actitud puede convertirse en un multiplicador de fuerza poderoso que influye en
tu productividad, eficacia y en la opinión que los demás tienen de ti. Tu
actitud de líder puede tener un resultado poderoso, no tan solo en tu equipo
sino también en toda la organización. De hecho, todas las organizaciones son un
reflejo de la actitud de sus líderes. Por lo tanto, resulta importante recordar
que los líderes son responsables de sus actitudes.
Para
ser un líder perseverante, debes tomar decisiones a conciencia cuando
seleccionas tus responsabilidades claves: tiempo con tu familia,
acondicionamiento físico, trabajo diario y así sucesivamente. En vista de que
el tiempo es esencial para un líder, debes apreciarlo y protegerlo. Siempre
tienes que recordarte que ¡si no puedes llegar a tiempo, tienes que llegar
temprano! Esto quiere decir que no tienes que buscar excusas para hacer no
hacer algo, sino buscar el tiempo y programarlo bien.
No
tires la toalla
Tirar
la toalla significa darte por perdido, renunciar a continuar la lucha,
abandonar. Puede ser que a veces en la vida que por más que intentes algo, te
da la sensación que no lo vas a conseguir y para no desgastarte de forma
excesiva lo mejor es abandonar la lucha y tirar la toalla y centrar tus
esfuerzos en buscar una alternativa al anterior objetivo no logrado.
Las
cosas difíciles son difíciles de conseguir y requieren un esfuerzo especial
para conseguirlas, pero cuando lo haces, el premio y la satisfacción son mucho
mayores. No abandones al primer intento.
El consejo que te puedo dar es que si has lanzado muchas veces la toalla
en tu vida, ponte en tu cabeza que ya no tienes más toallas para tirar, que has
lanzado todas las tollas que tenías en reservas, y que no te queda ni una.
Ahora debes esforzarte en luchar por tus objetivos.